Este proyecto funciona a manera de recorrido por diferentes espacios, materias y relatos cotidianos que cohesionan entre sí a partir de las relaciones asimétricas existentes entre hombre, industria, trabajo y naturaleza. Analogías donde los conceptos de cultura y civilización parpadean simultáneamente en paisajes excedidos en “pro del desarrollo”.

“El último refugio” cuestiona la idea de protección en zonas de vivienda azotadas por la extracción e industria petrolera en la Amazonía. A partir de simbologías creadas desde materiales cotidianos; la estructura de un paraguas reciclado, su material impermeable, pintura látex y alquitrán se generan fricciones y se abren lecturas sobre espacios y resistencias.

“Costumbres” se desarrolla a partir del uso comercial del petróleo en un producto de uso doméstico, en el cual se observa cómo un elemento ambientalmente dañino se materializa en algo tan trivial y cotidiano como el brillo de los zapatos. El uso de patrones geométricos regionales inciden en conceptos de modernidad y tradición.

Finalmente, “Bandera” surge como una remembranza a situaciones de protesta frente a la empresa peruana causante de múltiples derrames de petróleo en la Amazonía peruana en el 2016. La obra se activa a partir de su transformación y paso por diferentes lugares y su manipulación colectiva. El proceso empieza desde la creación de la imagen a partir del logo de la empresa en cuestión, su posterior viralización y apropiación colectiva al momento de la protesta. Posteriormente este dispositivo (material de protesta) es retomado y re-materializado desde tejidos/técnicas cotidianas tradicionales e industrializadas como el tocuyo procesado y el bordado digital.